jueves, 22 de diciembre de 2011

qué sería¿?

Me pasa que vuelvo de cualquier parte a mi casa. Y me siento a fumar un cigarro escuchando champagne supernova. Lo sé, pero quise escucharla. Y me puse a pensar. Bajé al metro y me senté en el suelo. Y empecé a escuchar a Francisca Valenzuela. Muleta. Afortunada. En mi memoria. Qué sería. Y no pude evitar seguir pensando en lo mismo. Y más aún cuando miré hacia la ventana y afuera estaba la cuidad, las casas, los techos, las luces. Igual que ese día, cuando fuimos a comprar la yerba para todos. Y cuando íbamos el cielo estaba rosado, porque estaba atardeciendo, y yo iba sujetándome del fierro del metro y tú ibas con tu cabeza apoyada en mi brazo, y yo te ordenaba el pelo porque como siempre estabas chascón. Y me molestabas, y me mirabas a los ojos con esa cara, ESA cara. Y después veníamos de vuelta cuando ya estaba obscuro. Íbamos sentados al final del vagón, en el rincón derecho, yo iba con mis piernas encima de las tuyas, porque estábamos probando cuanto aguantaba. Y perdí. Y te burlabas de mi. Y estaba obscuro como hoy, justo así. Pero por otra línea. Y la noche recién empezaba. Y me acordé de todo eso.


Empecé a dibujar tus manos con mis dedos. Comencé a construir tu mirada fija, con la mía, persistente. Comencé a sonreír pensando en tu risa. Y luego todo se me fue de las manos, se desvaneció y aparecío el tiempo relativo; ¿y qué hay de malo con fantasear?... eso, se queda todo en fantasías.

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