viernes, 20 de abril de 2012

la filosofía de blá.

Primera cosa que decir: todas las cosas cambian, incluso blogger. Esto podría escribirlo para ti, podría resumir todo esto en una sola hoja. Cuando pienso y pienso las cosas, siempre llego a la misma conclusión de que el tiempo no importa, porque siempre te voy a amar solo a ti. Sea cual sea el día, si quisieras casarte conmigo, te diría que sí; porque así soy, solo eso. No hay relatividad, ni ciclos ni líneas; siempre todo terminará en ti, sea cual sea el momento. Y ya no importa todo lo que haya pasado, porque es mínimo. Porque son mucho más los momentos buenos. Cuando voy en la micro y escucho Portugal, NSN, Deftones o Champagne supernova, no puedo evitar pensar en ti. Pensar en mi ex celular azul en el que escuchaba música cuando iba la colegio. En ese que tenía listas de reproducción, de hecho, una lista de reproducción solo para ti. Luego ese mismo celular con el cual te llamaba para juntarnos, ese tiempo en que usaba mi polerón plomo y escuchaba Millencolin cada vez que iba a juntarme contigo. Ese tiempo en que fumábamos Lucky o Kent. Cuando tomábamos vodka con jugo en Borja. Cuando íbamos a tocatas y tomábamos tropical. Cuando veíamos a Villa Cariño. Ese perfume mío típico de las marchas, cuando corríamos comiendo limón, escupiendo al suelo y tratando de no llorar. Ese tiempo en que escapábamos del agua que nunca nos alcanzó. Ese tiempo de tanto odio y amor. Ese tiempo de papas fritas con ketchup a las 9 de la noche. Esos viajes a Baquedano. Esos tiempos de aprender malabares, tener fío, tocar guitarra en el metro, recitar poesía, escondernos en el IN cuando llegaban los pacos y sentir que todo iba muy rápido y lento, porque todo era pura adrenalina. Esa marcha inolvidable. Ese "te amo" imborrable que nunca se volvió a repetir, pero que nunca olvidaré. Esos conciertos. Todos esos sueños, y todo lo que vivía despierta. Fuiste, eres y serás siempre el motor de todo. Aunque lo niegue, aunque me convenza, aunque mienta y aunque me crean, muy dentro de mi razón, alma o lo que sea, sé que nunca se va a acabar, así que ya aprendí a vivir con eso. Ahora espero abrazarte una vez más, mirarte a los ojos y saber que seguimos siendo distintos.