miércoles, 2 de febrero de 2011

E.G.O.

Hay distintas formas de eclipsar la luz. Aveces crea imágenes provenientes del interior. Otras llega desde el sol y alumbra parcialmente. Te arrepientes de la primera. Aún sueñas con la segunda. Quizás porque la primera literal y significativamente, era artificial. O porque la segunda era natural, cálida y estaba ahí justo en frente.
Cuando se elige la oscuridad se pueden pensar mejor las cosas. Incluso puedes llegar a recordar perfectamente. Con un poco de ayuda. Unos cuantos acordes y melodías. Entonces sin pensarlo más, apagas el foco de la primera escena, y te quedas con la segunda. Hasta que se haga de noche. O hasta que aprendas a caminar bajo tu propia sombra.