jueves, 19 de enero de 2012

I swear i'll never be happy again...

Son ese tipo de juramentos que te condenan.
Ese tipo de juramentos que haces porque en verdad sabes que estás condenada.
Porque ya dejaste de luchar contra la corriente.
Esos juramentos que te gustaría romper.
Que te gustaría poder sacarte de encima como la ropa.
La ropa cae tan fácil...
Esos juramentos que tratas de olvidar con vodka y que al final te los reafirma.
Esos que se te vienen a la mente con el humo y el sabor del cigarro.
Debería buscar una muerte más digna.
Más fácil.
Porque ya no estarás ahí, en la palma de mi mano para cuando lo necesite...
Porque ahora de verdad te extrañaré.
Me extrañarás¿?
Las palabras caen solas.
No me gusta llenarme la boca de frases lindas que al fin y al cabo me cuesta entender.
Miseria, nostalgia, tristeza, se explican de manera más fácil.
A veces me pasa que los poetas llenan el ambiente de sonidos suaves, que al final dicen muy poco.
Por lo menos los poetas rebuscados.
Yo prefiero tener un diario y decir las cosas como son.
Te amo.
Te odio.
468 días.
Queda cada vez menos, pero creo que la verdad es que no quiero olvidarte.
Que no quiero dejar de amarte de necesitarte y de todo lo demás.
No quiero dejar de hacerme la interesante y tener una vida normal.
Necesito la fantasía.
Ya me acostumbré a vivir así por mucho tiempo.
(Canción de ese fin de año en Busta).
Estaba sentada aquí, aquí mismo pensando en el niño de ojos bonitos.
Por qué tuvo que ser todo tan difícil¿?
Ya, no quiero vomitar más palabras redundantes.

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