Podría comenzar a ser indiferente. Debo hacerlo. Pero no puedo obligar a aquello que está dentro de mí, y que nunca actúa según lo que yo deseo. Comienzo a odiarte. Oh, sí. A odiarte de verdad. Pero eso no es lo malo. Lo malo es que te odio y no puedo sacarte de mi cabeza.
Veo que escribí esto con rabia. Casi con odio. Y no quiero sentirme así otra vez, así que no terminaré la idea inconclusa.
Acabo de notar también, que además de este escrito, nunca había dejado uno inconcluso. Raro. Pero no quiero comenzar con las hipótesis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
hueás que piensa la gente