jueves, 21 de abril de 2011

Recipientes.

En lugar de una estrella regalada infinidad de veces, se inclina por una mariposa que acaba de cazar en pleno bosque. Amarilla con manchas de color negro. Pero, ¿Porqué mantener a una indefensa mariposa, enclaustrada por el resto su vida, dentro de un recipiente de cristal?. ¿Porqué impedirle volar?. ¿Porqué darle alas sin un cielo en cual extenderlas?. Sinceramente prefiero las de papel. Son más lindas, no dañan a nadie, son inmortales y tu mismo les das vida con tu propio corazón.
Luego pensó en que una luciérnaga sería la mejor opción. Mas, ¿Qué delito cometió la luciérnaga para brillar por siempre?. ¿Que se gana manteniéndola dentro de un recipiente de cristal, colgando de un techo cualquiera, como si de una estrella se tratase?. ¿Para qué darle aquel brillo, si no tiene camino alguno para iluminar con su humilde calidez?. Lo pienso, y vuelvo a preferir luciérnagas de papel brillante.

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