viernes, 26 de noviembre de 2010
Globoflexia
Me está doliendo la cabeza. Lo bueno es que ya no hace calor. Hay viento. De nuevo lo mismo. Y no lo hago. ¿Porqué?. No lo sé. Las palabras no salen. O espero un milagro. O... no lo sé. Mañana es sábado. No lo veo. Y tengo que esperar hasta el lunes. 7:10 de la mañana. Y ahora no sé que pasa. Escucho música y todo me aburre. Y canciones que amaba, ahora las odio. No sé. Me cansan. Y me recuerdan lo que sentía, y eso es lo que me causa más repulsión de todo. Es raro. No me gusta. Ahora escucho algo nuevo. Que me gusta. Me recuerda momentos. Esas fracciones de vida que son como... todo. Siento, pienso, imagino, sonrío, canto. Todo llega a la parte de mí que siente. No sé si será el corazón. La gente lo dice, pero no hay como probarlo. Puede ser un impulso nervioso. Aunque de todas formas prefiero creer que es verdad. Porque ahí siento los nervios. Es lo que primero se acelera. El que recibe las descargas nerviosas. Y el que deriva todo a las demás partes del cuerpo. Las piernas que tiemblan. El estómago que se siente... raro. En este caso me enferma. Me siento mal. Mareos. Pero no es algo que me complique. Aunque me preocupa. No es amor, pero sí fue a primera vista. Hay algo. Sus ojos. Siempre sus ojos. Me intimidan. Me llenan. Se fijan en los míos y no puedo evitar ir en retirada. No puedo sostener la mirada. No puedo jugar a nada. Es superior a mi. O quizás sus labios. Tiene algo. Una facción que siempre me llamó la atención. Tengo esa manía de recordar detalles. De alguna manera creo que es una imagen inventada. Debe ser alguien normal. Idealizado. Así lo llaman en la literatura. Sí, definitivamente. No puedo evitarlo. Siempre me pasa. Y si no lo hago de una vez por todas. No lo haré nunca. Podría intentarlo después. Caminar hasta que se acabe la calle. Tocar todas las puertas. Pero no tendría sentido. No es algo que haría. Y en verdad me importa. Por lo menos cuando lo veo. Luego se me olvida su cara y pasa. Entonces vuelve. Hace tiempo que no desaparece. Un mes y algo fue la última vez. Sin contar los cuatro días de esta semana. Y hoy viernes. Ahí. Dos pasos a la derecha. Esperando algo. Mirando hacia el frente. Manos en los bolsillos. Cantando en silencio. Y el viento. Mi bolso. Maldito bolso. No me gustan. Prefiero las mochilas. Son más cómodas. Me hacen sentir menos vacía. Témpera. La causa de que no la usara hoy. Y yo solo miraba. Trataba de parecer despreocupada. Aunque de nada me sirve a estas alturas. Sería tonto aparentar que no me importa. Sobre todo cuando los dos sabemos de que se trata. Hola. No. ¿Como te llamai?. No. Hola, ¿Como te llamai?. No. Mi voz, ¿Sonrío?. No puedo. No soy muy natural con eso. Si no me río de frentón, estoy seria. O con esa mueca de media sonrisa. Irónica. No me sirve. ¡Cómo me va a costar tanto!. Está ahí. A dos pasos. Avanza y di hola... No pude. Y llega la micro. Y vamos uno al lado del otro, separados por una pared. Bueno, una pared de micro. Fierros, algo como madera y plástico. Cuando se baje. La típica excusa. Javiera. Justo hoy aparece. Y me ve. La saludo y se acerca. Me habla todo el camino. Olvídate de mirarlo. The devil wears prada. Buen tema. ¿Aló?. Esa voz. Me volteo. Nos miramos. Debo tomar clases de como disimular. No pasó nada. Trato de escucahr su voz. Cambió de posición. Si fuera sola te estaría mirando. No puedo. Tengo que darte la espalda. Y la micro va llena. Y Javiera sigue hablando. Ya no la escucho. Se abren las puertas y él baja. Yo le digo a Javiera que tengo que bajarme y lo hago. Camino rápido y toco su hombro. Él se voltea. Le digo hola y después de un rato sé su nombre y tengo como hablarle. Joaquín. Camino hasta la esquina. Le digo chao, sonrío y camino al colegio. Expectativas. Realidad: lo miro bajarse, no escucho a Javiera. Se cierran las puertas y me bajo justo en el liceo. No hice nada. Como siempre. Deben ser las excusas. El super yo. Crea instancias inconscientes. ¿Coincidencias?. No puedo controlar el exterior. Pero siempre aparece alguien. Obvio. Tiene que ser en el paradero. El sueño del caracol. Algo extremista, pero debo recordarlo. Puede pasar, en el caso de que salga del colegio. Se acaban los días. Quedan pocos viajes en micro en la mañana. Tengo que hacerlo. O luego leeré esto y me arrepentiré. Globoflexia. Me hizo olvidarlo un tanto por un rato. Después vuelve. Vegas. Esa canción. Recordatorio obligado. Por eso me debe gustar tanto. Se oscureció rápido. Todavía se mueven las hojas de los árboles. Y queda poco tiempo. Y una luz de la calle, trata de atravesar las ramas de los árboles. Lo hace de vez en cuando y se ve naranja. Pronto aparecerá esa estrella. La que cambia de color. La que hace un año dedicaba a otra persona. Pero ya no importa. Sigue siendo mía. Por lo menos de este lado del mundo. Me vió llorar. Y seguía parpadeando. No puedo evitar ser tan emo. Lo odio. Mucho sentimentalismo me cansa. Pero soy feliz. Tiempo. Lo que menos me queda. Lunes. Te espero con ansias.
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