mmm...

Por un lado las papas fritas. Con ketchup. Por otro las palabras necias. Esas agrandadas, que al final no dicen nada. Que son muy grandes para expresar cosas tan sencillas. No me gusta. Y por último las lucecitas... me imaginé el enero con lucecitas. Pero no TU enero. MI enero. En la entrada de una feria. Con esas corridas de luces que penden de cables por todos lados. De hecho, pensé en el carrusel de hoy, con sus caballos, y sus asientos con forro rojo de terciopelo. Era de dos pisos. No recuerdo haber visto alguna vez un carrusel de dos pisos. Y me imaginé todo el día a tu lado. Y ahora volviendo a las lucecitas, pienso en un verano. Un vestido de esos que vuelan al viento. Con florcitas. Un chaleco. Simple. Mis zapatillas favoritas. Y tú. De tu mano. Con un algodón de azúcar en la otra. Rosa. Tradicional. Carrusel. Esa rueda gigante de la cual nunca sabré el nombre exacto. Pero ahí estás tú. Sí, es como esa película que odias. Pero es lindo. Es repugnantemente adorable. Sí, hasta me dio asco. Pero sigue siendo linda la imagen mental. Sin contar con que yo nunca seré tan femenina como para usar un vestido con florcitas. O ese chaleco. Puaj!. Y...¿Algodón de azúcar?...¡Ni siquiera me gusta el algodón de azúcar!. Me da miedo subir a esas ruedas. Ja!. Ahora solo falta el típico peluche que se gana por pegarle a algo con una pelotita. Que ridículo. Ya entiendo porque detestas esa película. Sí, es el colmo de la mamonería. Bueno, todavía me queda la idea de las lucecitas. Y ya olvidé si al leerlo pensé en ti o en él. Puede que en ti por ser más perfecto. O en él porque... no puedo dejar de pensar en él jajaja. Mandarina. Yo te conozco. Oh!, lo sabía. Jajaja. Esa película. Y mi obsesión. Y tú. Bueno, paro. Se me vino a la cabeza mañana. Y mi ataque de valentía. Buuu. Como sea. ♥. Bones.