Prueba. Que lata. Ojalá me vaya bien. Me gusta mi pelo hoy. Llevaré la guitarra para tocar. Sin ampli, mucho atado. Hace frío. Camino. Miro hacia atrás. Hoy cambian el paradero. Bueno. Perspectiva. Nada. La micro se fue. Espero. Viento. Gorro. Miro. Ella. La veo siempre. Perspectiva. ¿Es?. Sí, ahí viene. Miro al frente. Subo a la micro. Derecha... será la izquierda. Miro. Nada. Sonríe. Ella. Já, que simpático. Bueno, como sea. Miro. Cambia de dirección. Lo miro. Me mira y paff!... estocada. Me parte el corazón en mil pedacitos. Nada. Deja de latir. Miro al frente. Te detesto. Da la vuelta. Toma su mochila. Deja de latir. Olvido respirar. Avanza hacia la izquierda y... no. Risas, risas, risas. Qué gracioso. Por primera vez, se cayó. En todos los sentidos. Lo miro. Creo que mi expresión era de dolor. No me gusta eso. Una lágrima. Día de la sensibilidad. Se pasa la micro. Se baja y camina. Me bajo y camino hacia el lado contrario. Avanzo. Miro hacia atrás. Solo una vez. Doy la vuelta y camino mirando el suelo. Rabia. Vegas. No sabes cuanto te odié hoy. Las cosas cambiaron. Me siento. Vegas. Lágrimas. Primeras y últimas. No sé cómo pudo afectarme tanto. El polerón ahora es plomo. Común. Su gorro ya no es el del parche de The devil wears prada. Camina con las dos manos en los bolsillos. Cambió. Sus ojos ya no son tan especiales ni de un solo color. Sus manos ya no son tan perfectas. Su boca ya no es tan exacta como antes. Ya no es su presencia. Ya no tiene nada fuera de lo común.
Ojalá pudiera creerme eso.
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hueás que piensa la gente